El gerente general
de la compañía ha convocado de urgencia a Dagoberto, Trinidad, Herminia,
Amadea, Dagoberto, Nicanor y Ladislao, quienes en conjunto forman el equipo de
acción ante la competencia, dentro de los procesos de mercadeo. La urgencia del
gerente se debe al hecho de que este equipo, habiendo presentado su plan de
acción para una agresiva campaña de refuerzo de un producto nuevo en el
mercado, ha desperdiciado los recursos y al final los resultados han sido
desastrosos.
Al ser confrontados
ante tal situación, la reunión se transforma en sucesivos señalamientos de unos
a otros, dado que no solo no asumen la responsabilidad ante las acciones
desarrolladas, sino entre ellos no existe un orden o unión que haga sentirse
participes de un equipo de trabajo.
Con mucha
frecuencia, se apuesta a formar equipos de personas que permitan desarrollar
acciones concretas en beneficio del trabajo y en función de logros
excepcionales.
No obstante,
algunas veces estos esfuerzos no se traducen en resultados positivos, debido
principalmente a los problemas que las personas llevan al equipo y los que
surgen entre los miembros del mismo.
En tal sentido, un
análisis sobre el tema nos lleva a encontrar muchos factores de Comportamiento
Organizacional involucrados en el tema.
Dentro de esta
lista de factores los más comunes de encontrar y que un gerente debe aprender a
corregir para que estos funcionen son:
Estilo de
liderazgo: el elemento esencial para que el equipo funcione radica en la
persona que es designado como líder, en tal sentido, si este actúa evidenciando
laxitud, extremada dureza o falto de objetivos, el trabajo en equipo va ser
nulo.
Metas confusas: una
de las funciones del líder debe ser aclarar a cada miembro del equipo, cuales
son las acciones concretas que espera y los logros que piensa obtener de dichas
acciones.
Percepciones
diferentes: trabajar por ganar un sueldo o hacer lo mismo disfrutando de lo que
se hace, pueden hacer una gran diferencia dentro de los procesos de trabajo,
bajo esta óptica, los equipos pueden nunca llegar a funcionar si las
percepciones no llegan a estar enfocadas en un aspecto común.
Líneas de acción
poco claras: si las personas tienen los recursos para trabajar, pero no saben
que se espera de ellos, lo más probable es que dejen de usar estos recursos o
los desperdicien.
Conflictos
interpersonales: si las diferencias y aspectos emocionales de los miembros del
equipo no se resuelven adecuadamente, los mismos pueden dar al traste con los
esfuerzos para que exista integración y lo más probable es que el trabajo lo
realice cada persona por su propia cuenta.
Individualismo:
muchas personas por su formación profesional o su experiencia previa, no son
capaces de adaptarse a las acciones del equipo y muchas veces generan hasta una
“cultura antiequipo”, esto si no llega a superarse, puede traer divisionismo o
simplemente falta de comunicación o coordinación entre los miembros.
Con todo lo
anterior, tenemos ya una serie de elementos que nos permitirán evaluar las
acciones del equipo en una forma clara y prevenir o corregir dichos factores si
se encuentran presentes.
No obstante,
nuestro tema, radica en las acciones que hacen mejorar al equipo, en tal
sentido, si se han prevenido los puntos débiles es importante enfocarse en los
procesos que le dan fortaleza al equipo y dentro de estos tenemos:
Liderazgo
constructivo: esta es la piedra angular de la formación e integración de los
equipos.
Debido
principalmente a que el liderazgo es el formador de la cultura, se trate esta
de la del equipo o de la empresa.
Por tal razón
cuando se integra un equipo, aún cuando se cuente con especialistas exitosos
individualmente, la fuerza de cohesión y el desarrollo del sistema de trabajo
dentro del mismo vendrá del líder.
Por esta razón la
escogencia de este predispondrán el éxito o fracaso de las acciones del equipo.
Uso del
reconocimiento: muchos son los autores que se han enfocado en el tema de la
felicitación y desarrollo de orgullo por el trabajo realizado, esto no está
lejos de la realidad, ya que los miembros del equipo, pueden reforzar su grado
de cohesión cuando las personas que reciben sus productos, los felicitan o
señalan en forma positiva.
Aprendizaje
continuo: la realidad es que tanto dentro como fuera del equipo, es importante
la actualización y la apertura a nuevos conocimientos y fuentes de desarrollo profesional
y personal.
Bajo esta línea de
ideas, los miembros de un equipo se sentirán mayormente interesados en
fortalecer el trabajo del mismo si encuentran el beneficio adicional de
aprender conceptos o acciones que antes no sabían y que les pueden ser útiles
en otros trabajos o actividades.
Apertura a los
errores: las nuevas tendencias de aprendizaje y formulación del liderazgo hacen
mucho énfasis en los procesos mediante los cuales, se abandonen las formas
punitivas ante los errores y se adopte una visión de aprendizaje.
Esto es importante
de evaluar, dependiendo del caso, no obstante cuando existe madurez e
integración suficiente, los errores pueden ser una fuente de conocimiento
importante para incorporar formar exitosas de desarrollar el trabajo.
Aún cuando existen
algunos otros factores que se pueden mencionar, las acciones anteriores, tanto
las necesarias de evitar, como aquellas otras importantes de desarrollar, nos
permiten vislumbrar un panorama, para conformar un equipo que permita obtener en
los proyectos diarios logros excepcionales.
“Lo que hagas Hoy, Repercutirá en la Eternidad”